viernes, 20 de marzo de 2020

CUARENTENA DÍA 5

  Tengo tanto tiempo libre que quiero escribirte. O capaz no es la cuarentena y son sólo las ganas, pero me pongo a pensar en ¿que te diría? y como no encuentro respuesta, termino por ni siquiera tomar el teléfono, mucho menos marcar tu número.
  Es muy loco no tener nada para decir después de dos años juntos y tanto compartido. Nos amamos un montón, vivimos juntos una cantidad increíble de cosas y aún así hoy me parece que tengo más en común con una silla que con vos. ¿Cómo se llega a este punto? ¿Como alguien que hace 3 meses era tan indispensable hoy me parece un extraño cualquiera que camina lejos de mí?
  Creo que te conozco, pero ¿lo hago? ¿realmente sé quién sos ahora? ¿Ya cambiaste? o quizá en realidad nunca llegué a conocerte. Dos años juntos. ¿Como es posible que no haya llegado a conocerte? 
  Pienso en la posibilidad de que vos me escribas, y no me gusta. No quiero que lo hagas. ¿Que me dirías? ¿Cualquier gilada o algo que realmente revolucionara mi mundo? ¿Hay algo que pudieras decirme que llegara a revolucionar mi mundo? Supongamos que me decís "te extraño"... no, creo que no sería suficiente. Creo que a esta altura nada de lo que dijeras sería suficiente para tapar el bardo que se desató cuando me dí cuenta de que lo nuestro no funcionaba más hacía mucho. Es muy loco porque creo seguir amándote muchísimo y creo que voy a hacerlo por bastante tiempo más pero volver me parece de las ideas más estúpidas. Es que creo que aunque lo hiciéramos, no duraría. Creo que llegaríamos a los 3 meses aún más exhaustos de lo que terminamos esta relación.
  Porque sí, los abrazos y dormir juntos era lindo. Que me conocieras tanto como para saber que me pasaba en el instante en que me pasaba era hermoso, sentirme tan cuidada y querida, tan mimada, tan pero tan amada. Creo que nunca nadie me amó tanto. Pero aún así, ¿eso valía todo lo demás? ¿Valía el sentirme tan obsesionada? ¿tan insegura? Sentir que en cualquier instante todo puede arruinarse porque cualquier cosa que yo dijera podía desatar en vos esa parte fría y dura, esa parte que se enojaba, me ignoraba y me hacía sentir como la mismísima mierda. Esa parte que hasta sin querer me maltrataba hasta herirme en lo más profundo, en ese lugar débil que te había mostrado para nunca tocaras.
  ¿Como puede ser que sólo pueda verte en esa dualidad? O te veo como el mejor novio del mundo, como el dulce, protector y bueno. Comprensivo y siempre dispuesto a dejar todo por mí. O como el peor. El celoso, inseguro y malo. El que cuando se sentía herido intentaba herirme, el que permanecía duro como el hierro aunque yo le estuviera diciendo que eso me lastimaba. El infantil, el que no quería dar el brazo a torcer, el orgulloso y petulante.
  Seguro que vos también ves esa dualidad en mí, seguro que hice también cosas que pudieron lastimarte tanto para llegar a tomar esta decisión, seguro para vos también fue demasiado que soportar. Debo ser ángel y demonio. O no, creo que me define mejor decir que soy sueño y pesadilla, según convenga. Y es por eso que no puedo escribirte. Me encantaría saber como estás, que estás haciendo de tu vida, desearte lo mejor, ver como todo eso que me contaste alguna vez se está cumpliendo. Me encantaría decirte que aunque tuvimos muchos errores que sigo intentando sanar, valoro todo lo bueno que sí supimos ser. Y que desearía que no tuviéramos que actuar como extraños, que podríamos mantener una relación de compañerismo como siempre supimos ser. Compañeros. Que acá estoy si me necesitas, y que me gustaría que estuvieras si te necesito. Pero sé que no se puede. Sé que todo es demasiado pronto como para pretender que sepamos manejar bien la situación. Porque lo más probable es que termináramos enredados otra vez en algo que nos haga sufrir y la verdad es que ya no creo poder soportar sufrimiento de tu parte nunca más.
 No sé si es la cuarentena o soy yo, pero como es mejor no escribirte, igual necesito escribir. Sacarme de adentro todo esto que me pasa y que ya no puedo contarte. Todo eso que me encantaría charlar con vos para que me aconsejes, para que me digas que me tranquilice, que no estoy loca, que no voy a enloquecer. Que los ataques de ansiedad me los calmes contándome como te fue en la facultad, en el partidito con tus amigos o en cualquier gilada. Quiero que me cuentes otra vez tus sueños, tus metas, tus anhelos. Extraño tanto ese tiempo en el que iba a dormir a tu casa y nos quedábamos hasta muy tarde charlando sobre todas esas cosas que nos encantaría lograr algún día. Extraño charlar sobre teorías raras y sin sentido. Extraño mucho no darme cuenta en qué momento de la charla me quedé dormida sólo porque tus caricias me relajaron tanto que no necesité esforzarme para dormir. Extraño ese principio que supimos ser, ese tiempo hermoso en el que estar juntos era placentero. ¿En que momento todo empezó a ser complicado? ¿En que momento todo se convirtió en irme a dormir llorando porque discutimos por alguna estupidez? Haciendo un esfuerzo por dejar de llorar, porque ya me duele la cabeza y vos estás dándome la espalda, intentando también dormir y olvidarte de que estoy al lado tuyo.
  No, mejor no escribirte. Mejor dejar todo como está, que por algo es. Mejor pensar en lo que viene y no en lo que se fue. Mejor pensar que sin mí estás mejor, porque por más que me duela mucho aceptarlo, yo sin vos estoy mejor.
  Mejor no escribirte ni saber como estás.
  Mejor que no me escribas ni me cuentes que es lo que pasa ahora en tu vida.
  Mejor dejar todo como está justo ahora.
  Mejor así, que por algo es.

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