Dejarlo debe ser la cosa más difícil que hice en la vida. Siento que el mundo se me vino abajo o se me calló encima. Lloro, me arrastro, ando por la casa, las calles, la vida como zombie sin rumbo. Tengo ojeras del tamaño de la luna y un dolor de cabeza constante que no se va ni aunque me empastille a base de ibuprofeno.
Y sé que fue mi decisión y sé también que esa es la parte difícil de sostener. Yo lo dejé, y aunque me esté muriendo por correr a buscarlo, sé que esto es lo mejor. Que lo necesitamos.
Tengo demasiado miedo de perderlo, de que este tiempo lejos lo ayude a olvidarse de mi, a darse cuenta que sin mi está mejor, de que no me quiere. Pero más miedo me da perdernos por quedarnos juntos y que lo nuestro se vuelva una nueva forma de sufrir.
Cada vez que el mundo se me venía encima el que me sacaba a flote era él. Perdí mi salvavidas y siento que me hundo cada vez más.
Esto es una mierda. Todo es una mierda. Sólo quiero desaparecer, hacerme aire, flotar y dejar de llorar en cada rincón que encuentro. Quiero que seamos libres y felices otra vez. Como antes.
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