jueves, 28 de mayo de 2020

Fumarnos uno al sol, escuchar callejeros, reírnos de alguna gilada. 
Darme cuenta que hasta hace un rato estábamos tensos 
porque ya no vamos a ser lo que éramos 
y ahora nos relajamos porque lo que siempre fuimos no se perdió. 
   Pasear en el auto, escuchar viejas locas, confiarte hasta mi último secreto. 
Descubrirte otra vez siendo mi mejor amigo y caer en la cuenta de lo genial que sos. 
De cómo me alegra no haberte perdido en esta secuencia
 porque si algún día estoy tan bien sola como para desear la compañía de alguien, 
me gustaría que seas vos. 
  Con todo lo que nos hace coincidir, con las cosas que disfrutamos compartir,
 con lo bien que nos entendemos. 
  Hoy mientras todo lo demás pasaba y nos atravesaba
 me di cuenta que si estoy con vos quiero que sea porque así lo elijo
 y no porque te necesito para tapar lo que todavía no resolvi. 
  Que bueno que no nos hayamos perdido. 
Que bueno que vas a estar ahí mientras crezco y resuelvo. 
Que bueno y que lindo lo que compartimos.

martes, 26 de mayo de 2020

martes, 19 de mayo de 2020

Ser mejor

  Dudé mucho sobre si debía publicar lo que sigue, pero mi blog siempre se trató de lo que siento y los procesos que hago momento a momento, así que acá va: 

 
25 de mayo 2019
   Hace unos días, me puse con una amiga a ver fotos viejas que tengo guardadas en Google Drive. Nos reímos un rato con los recuerdos, y entre tanto también encontramos cosas no tan agradables. Hay algo que yo comprendí hace ya un par de meses, pero que con esas fotos viejas pude ver mucho más gráficamente. 
   El 2019 fue un año difícil en muchos aspectos, pero sobre todo en uno particular que me mantenía preocupada, alterada y enferma. El año pasado yo comía pero no engordaba, y a veces también no lo hacía porque tenía días de extrema tristeza. Toda la comida empezó a caerme mal. Me descomponía a cada rato, tenía nauseas y vómitos, lo que me llevaba a no querer comer. Tomaba ibupirac y sertal como si se tratara de caramelos y adelgazaba cada vez más. Se me caía el pelo, tenía ojeras, no conseguía dormir bien. Fui reiteradas veces a un masajista, porque estaba tan contracturada que tenía terribles dolores de cabeza. Ese año tuve también mi primer ataque de ansiedad. La verdad es que en ese momento no lo reconocí como tal, pero se repitió en muchas ocasiones, así que terminé por darle la importancia que se merecía. Me sentía insegura, nunca había tenido problemas con mi físico y ahora me sentía totalmente acomplejada de mil formas. Estaba mal anímicamente, me costaba sentirme a gusto en cualquier situación y me angustiaba con mucha facilidad. Lloraba por cosas que no eran la verdadera razón, y me empecé a cerrar en mí misma tan paulatinamente que casi no me di cuenta de lo aislada que estaba. Mi vida estaba llena de cosas lindas que pasaban desapercibidas ante mis ojos porque estaba totalmente nublada. Había algo que se estaba llevando mi brillo. "En ese momento no nos dábamos cuenta, pero estabas como apagada" me dijo mi amiga cuando vimos la primer foto. Es de hace casi exactamente un año. Y resume bien lo que eran todas las fotos: la mirada como perdida, sin sonreír, pálida, extremadamente flaca, decaída. 
19 de mayo 2020
   Lo bueno es que uno siempre puede cambiar (y no solo de corte de pelo, ja!) La segunda foto es de hoy, de hace un par de hs. Se me ocurrió compartirlas juntas porque tengo puesto el mismo jean que en la primera, pero ahora lo uso sin cinturón. Engordé, y eso me hizo sentir bien nuevamente con mi cuerpo. Empecé a comer con gusto, todo lo que se me antojaba y como por arte de magia todo era recibido muy bien por mi estómago. No más nauseas, no más vómitos. "¿hace cuanto no te tomás un sertal?" me dijo una amiga en tono de chiste mientras estábamos de vacaciones en Brasil. Hace un montonazo. También se me fueron las ojeras, porque empecé a dormir bien. Las cosas que antes me mantenían preocupada dejaron de preocuparme, y pude al fín dormir y descansar. Dormir sólo 6 hs pero que se sientan como 10. Volví a ser la persona alegra y relajada que siempre fui. Volví a hacer chistes y reírme a carcajadas. Dejé de estar inundada de tristeza, y ahora cada vez que lloraba era de emoción porque alguna de las hermosas personas que me rodea dijo que le alegra verme bien otra vez. Me pasan cosas lindas y estoy lista para disfrutarlas, me rodeo de gente que me hace bien. Toco música, canto a los gritos, bailo sin parar. Hago yoga, leo libros, escribo uno propio. Sonrío para las fotos. Sonrío con mis amigues. Sonrío a cada rato y por cualquier cosa. Hace un año el panorama era tan desolador que me resulta sorprendente que nadie, ni siquiera yo, lo notara. Pero en retrospectiva así estuvo bien si eso me permitió llegar hasta acá. No es chiste que ciertos vínculos pueden absorberte hasta la última gota de energía sin que te des cuenta, pero eso me enseñó a agudizar el ojo para ver quien merece mi profundidad, y quien ni siquiera verme pasar. Hoy me siento plena otra vez. Con mis idas y vueltas, mis subidas y mis bajadas, pero plena. Feliz por quien soy, por lo que hago, por quienes me rodean. Mi cuerpo dejó de ser una tortura para convertirse en el espacio en el que mejor me siento. No me duele, no me pesa ni me acompleja, sino que me permite vivir y disfrutar. Hoy adoro mi vida, mi tranquilidad, la paz que supe construir y tanto me costó. Hoy soy feliz otra vez y agradezco poder sentirme así. 

Merecemos bellos milagros que ocurrirán. 

domingo, 17 de mayo de 2020

imaginar

  Cerca de las 02 am siento el ruido del motor de tu auto. Me cruzo en el cuello mi riñonera, me pongo la campera, agarro las llaves y salgo. Me abrís la puerta y me recibís con un beso. Hola, bebé. ¿A donde vamos? Manejas sin rumbo por un rato, no porque no sepamos a donde ir, sino para estirar el momento. Fumamos un poco, reímos más. Para cuando llegamos a destino ya estoy demasiado perdida en alguna charla, no dejo de hablar. Hablo hasta por los codos pero igual vos siempre me escuchás. A veces me doy cuenta y me pregunto a mi misma si tiene sentido lo que estoy diciendo. Me respondes con un beso. Minutos más tarde ya estoy en tu cama deseando que la noche dure más de lo normal. Nos divertimos demasiado juntos. Nos entendemos y nunca parece ser demasiado. Después me abrazas por la espalda y encuentro ese huequito en el mundo en el que siempre me siento mejor. Me despierto con un buen día y una taza de café con leche. Un tostado sólo de queso porque soy vegetariana, un capítulo de Friends porque nos hace reír. Se hace el mediodía demasiado rápido, tu papá cocinó algo que va a parecerme exquisito. Siempre cocina exquisito. También voy a querer meterme abajo de tu cama de la vergüenza. Lo supero. Almorzamos. Ellos se van. Nos sentamos al sol, en el pasto con tu guitarra. Me tocas un tema de Taylor, y mientras canto a los gritos pienso que el momento no podría ser más perfecto. Entonces dejás la guitarra a un lado y me abrazas. Nos reímos porque no podés estar ni 10 minutos sin abrazarme. Hago un chiste. Nos reímos más, ahora abrazados. Y no sé como llegamos a lo que sigue, pero hacemos un desafío de TikTok. Me caigo, me equivoco, me río a carcajadas. Vos me atrapás todas las veces para que no me golpee, lo que me parece una hermosa metáfora. No dejo de arriesgar, equivocarme, caer. Y vos estás ahí intentando que no me rompa la cabeza contra el piso. No puedo dejar de reírme y en medio de una carcajada me vuelvo consciente de mi propia felicidad. Estoy siendo feliz. Estar al sol, en el pasto, haciendo cualquier cosa con vos me hace feliz. Al rato empiezo a hablar de mi película favorita de la infancia, y decís que querés verla. Lo que hacemos por la mitad. Nos entendemos tan bien que nunca parece ser demasiado. Y quisiera quedarme mucho más en ese momento, quisiera que las hs no corrieran tan rápido. Pero es quizá su rapidez lo que hace que esto sea tan ideal. El tiempo que vuela sólo me muestra lo mucho que debo esforzarme por disfrutar. Guardarme en un relicario imaginario el centenar de recuerdos que estamos creando y que para siempre quiero recordar. 


I'm laughing with my lover, 
making forts under covers
Trust him like a brother yeah, 
you know I did one thing right

jueves, 14 de mayo de 2020

"I wanna be defined by the things that I love
Not the things I hate
Not the things I'm afraid of, 
The things that haunt me in the middle of the night,
I just think that you are what you love"

Quiero ser definida por las cosas que amo.
No por las cosas que odio.
No por las cosas a las que le tengo miedo.
No por las cosas que me persiguen en medio de la noche.
Yo sólo pienso que tú eres lo que amas. 

martes, 12 de mayo de 2020

Sangre

   Una parte de mí te odia. Mucho, muchísimo, hasta los huesos. Es esa misma parte que te amó mucho, muchísimo, hasta los huesos. Es esa misma que está tan furiosa por lo que pasamos que no puede ver más allá de su enojo. Es la que quiere escribirte justo ahora, decirte que fuiste de las peores lecciones que tuvo que aprender. Recordarte uno a uno todos los errores que cometiste, mostrarte como sangran las heridas que dejaste. Mostrarte que aunque estoy mejor todavía hoy sangro un poco, y se me hace imposible perdonarte. La parte de mí que quiere gritarte, no sabe bien qué, pero con fuerza. Gritarte y que me duela la garganta, sentir que se me desgarra, sacar así todo lo que tiene acumulándose en la cuerdas vocales desde que se dió cuenta de lo mal que nos hiciste. Una parte de mí te detesta, te aborrece, no quiere volver a verte jamás. Desea que te esfumes, que desaparezcas, que nunca hayas existido. 
   Pero otra de mis partes le contesta que si nunca hubieras existido, nunca hubiéramos aprendido. Es mi parte sensata, esa que me recuerda que lo que sea que nos pasó fue para crecer, que debo agradecer y seguir adelante. Que quizá nada fue tu culpa, ni la mía, sino de ambos y las circunstancias. Es la parte a la que más intento aferrarme, mantenerme, porque es quizá la más sana. La que no quiere herirte, ni gritarte, ni odiarte. Es la parte que sólo quiero que tu recuerdo sea uno más en la lista de heridas que en algún momento sangraron, y hoy ya tienen coraza. 
  Pero todavía a veces sangro. No siempre, no todos los días, pero lo hago. Y cuando lo hago, como hoy, sangro tanto que me hace pensar que en realidad estoy como al principio y la herida no se cerró ni un poquito. Que no te odio, ni estoy enojada. Sino que te extraño, y estoy muy triste, y escondo todo detrás del enojo porque es más sencillo de sobrellevar. Porque hoy fue un día demasiado difícil en cuanto a fechas se refiere, y más que nunca te necesité. Quizá vos ni siquiera te acordaste, pero hoy hace tres años perdí a una de las personas más importantes de mi vida. Y este es el primer aniversario de ese día que no te tuve para que me abraces y me prometas que todo va a ir mejor. Y es difícil, muy difícil, intentar pensar en que ya no tengo que esperar ningún gesto de tu parte. Que desear un mensaje, una llamada, un mimo, es inútil. Que ya me demostraste que no importa cuanto te necesite, vos preferís mantener la distancia. Y está bien, y lo respeto. Y me convenzo, me repito, que es lo mejor, que tengo que crecer, que tengo que dejar de depender de los demás cada vez que me siento triste. Que tengo que saber llevar mis emociones yo sola. Pero es tan taN TAN difícil. 
   Hoy sangré por la herida como esa ultima noche. Hoy me olvidé de todas las razones que tengo para no quererte en mi vida, y deseé con todas mis fuerzas que me abrazaras. Y creeme, sé que es un abrazo que conlleva millones de cosas que no me hicieron ni hacen bien, pero como lo necesité hoy. Como te necesité. 
   Hay una parte de mí que está muy segura de estar mejor sin vos. Es esa parte que no te odia, ni te extraña. Es esa parte intermedia que te guarda un inmenso amor sabiendo muy bien que merece más. Merezco más, y sólo espero algún día ya no sangrar, ya no extrañar, ya no depender ni odiar. Ya no sentir nada por vos. Nada en lo absoluto. 

viernes, 8 de mayo de 2020


  ¿Cómo podés, aún hoy, creer que sos la víctima de la situación?

    Cuando todo terminó (o empezó, dependiendo de cómo se mire) yo creí que era mi culpa. Que todo era mi culpa. Que si estábamos donde estábamos era porque yo misma nos había puesto allí. Que me había obsesionado por motus propio, que me había llevado a mi misma a esos extremos de los que ya no sabía cómo retornar. 
  Me sentí enferma, me sentí chota, me sentí obsesionada y tóxica. Me sentí muy mal conmigo misma. Les pregunté incansablemente a mis amigas si creían que era una mala persona. Me sentí una mala persona. Sentí que todo era mi culpa, lloré como si todo fuera mi culpa. Y tuve a Sabri diciéndome incansablemente también: ¿por qué te culpas tanto? ¿Qué fue lo que hiciste?
  Tardé 3 meses en contarles lo que realmente había sucedido, lo que yo había hecho. Lo hice con una mezcla de sentimientos tan grandes que aún no sé de donde saqué el valor. Y contrario a lo que yo creía, ellas no me juzgaron porque era yo la que me estaba juzgando. Me costó meses darme cuenta que no todo era mi culpa, y que a los extremos posiblemente habíamos llegado juntos, que era un poco de culpa de ambos.
  Anduve, caminé, transité mis procesos. Estos meses, este tiempo, este camino. Me detuve, avancé, retrocedí. Me sentí bien, me sentí mal, me sentí en paz y también, a veces, llena de furia. Me costó darme cuenta que no quería volver a verlo, tuvo que romperme el corazón. Tuvo que partirme en mil pedazos (todavía más de lo que ya había hecho esa noche en ese auto).
   Seguí, procuré seguir. Me encontré conmigo. Me abracé, me mimé, me quise otra vez. Me descubrí en mí. Me propuse perdonarme los errores cometidos, aprender de ellos, saber que sucedieron para ser mejor. Y con tanto amor por mí misma, mi cabeza empezó a ver los mismos recuerdos de antes, desde un nuevo ángulo. Y para mi fortuna, mi ruina, mi alegría y mi llanto, descubrí que yo no era una persona mala, sino una persona manipulada. Y que en todo ese tiempo, fue él quien me llevó a los extremos, quien me llenó de mierda e inseguridad, y quien después me culpó por sentirla y actuar en consecuencia. Fue él quien me hizo sentir mala, enferma, tóxica, pero en realidad sólo estaba viéndose en el espejo, ese que refleja su propio interior. 
   Yo era su espejo, en mí depositó todo lo que nunca supo resolver por sí mismo. Fui su bolsa de boxeo. Atacarme a mí era más sencillo. Culparme a mí era más sencillo.
  Y hoy, después de cuatro meses, cada tanto aún encuentro alguna mentira que tenía guardada, oculta para que yo no vea. Aún descubro partes de él que me hicieron mierda. Aún desbloqueo recuerdos dolorosos que viví sin dimensionar su dolor. Pero eso significa que sigo creciendo, que sigo viva y que a pesar de que pudo malherirme muchísimo, no llegó a dejarme sin ganas de vivir.
 Gracias, no sabés todo lo que me enseñaste.

sábado, 2 de mayo de 2020

Hay cosas que no me quiero olvidar 
Como anoche, después de no vernos por mes y medio, lo hicimos varias veces sin parar. 
Me dormí en un abrazo con la camiseta de la U puesta. 
Y hoy me desperté con besos, me trajiste un café con leche a la cama y vimos Friends. 
 Me hiciste masajes que duraron poco porque otra vez volvimos perdernos en el otro. 
Me mostraste un par de temas que aprendiste en el piano y pensé para mis adentros que amo verte disfrutar de la música. 
Y nos reímos, nos besamos, nos volvimos a reír. 
Me abrazaste y me preguntaste como ibas a hacer si el día de mañana esto se termina y tenemos que ser sólo amigos otra vez. 
Y yo te respondí con un beso que no sé pero que no importa porque hoy es hoy. 
Un día a la vez.