lunes, 6 de enero de 2020

  Cuando estoy triste escucho música triste. Supongo que lo mismo que hace todo ser en este planeta, buscar en alguien lo que está sintiendo sin remedio. Pero mis favoritas son siempre ellas tres: Miley, Avril y Taylor. Tan diferentes, tan únicas. Cuando estoy triste y las escucho es como si me sintiera cuidada otra vez. Como si me abrazaran y me dijeran "tranquila, esto ya nos pasó también. Vas a estar bien". Como si mi personalidad fuera una mezcla extraña de la chica rebelde del punk, la divertida y graciosa de Disney y la dulce Tay Tay que cuando se enamora lo hace hasta los huesos. Si, soy compleja. Me escondo tanto que a veces creo que nadie me conoce en profundidad. Es que.. ¿no todos tenemos algo que no queremos que nadie vea? Nuestra propia oscuridad personal.
  Soy compleja, tanto que a veces ni yo misma comprendo mis acciones. ¿A todos nos pasa? A veces me siento presa de mi misma, sin poder escapar de esas acciones y actitudes que no me gustan de mí pero que no puedo evitar repetir una tras otra vez.
  Siempre fui destructiva. Lo sé porque desde muy chica tengo una necesidad interna de romper cosas. Y ahora ya lo asumí y lo digo en voz alta: amo romper cosas. Patearlas, desgarrarlas, prenderlas fuego. Me tranquiliza. O quizá no, quizá hace que todo dentro de mí arda peor pero de cualquier forma no puedo evitarlo, a veces simplemente tengo ganas de empujar ese jarrón de la mesa, porque sé que va a estrellarse contra el suelo, y porque eso me genera placer. Ver como se estrella y se esparce sin poder volver a ser el mismo nunca más.
  Y aunque suene divertido, eso nunca me hace sentir mejor. Quizá porque la rota soy yo y por más de que vaya por ahí rompiendo otras cosas, eso no va a hacer que algo dentro de mí pueda arreglarse. Siempre me sentí rota. No tengo recuerdo de haberme sentido "completa". Y habla de cuando era tan chiquita que jugaba con muñecas, eh. Siempre sentí que había algo muy malo en mí, algo que no sabía ni sé que es pero que me impide alcanzar esa versión mejorada de mí. ¿Miedo? Seguro que sí. Siempre estuve demasiado llena de miedo. Y aunque parece irse de a ratos, en realidad no es que se vaya, sino que lo domino lo suficiente para que no se note. Soy una traumada de por vida por las traiciones que vivió y que es incapaz de superar. No me fío ni de mi misma. Vivo una lucha constante contra mi, contra lo que crece oscuro y fuerte y pretende adueñarse de todo en mi vida.
  Lucho, como todos, contra mi propia oscuridad. ¿Ustedes lo sienten también? ¿También tienen miedo de acabar convirtiendose en alguien horrible que hace cosas terribles? Me da miedo ser mala, porque muy en el fondo sospecho que lo soy, que nunca voy a poder ser buena totalmente, que siempre va a existir una parte que hasta inconscientemente lastime a quienes tengo cerca. Esa parte de mí que no me deja respirar sin recordarme que tengo pensamientos e intenciones horribles a las que domino como puedo.
  Lastimo con mi forma de ser. Por eso había decidido quedarme sola en primer lugar, por eso desde los 16 años estoy segura de que irme lejos es mi mejor opción.
  La oscuridad que me enreda y me domina, que me lleva a lugares en los que despierto sin saber como llegué. Clara no es tan clara. Clara a veces, casi siempre, se oscurece. Mejor correr lejos.



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