Axel. El rubio. Mi compañero de aula. El que todos los directivos del colegio conocen. El gracioso, el inquieto, el que las profesoras mucho no querían.
Mi noviecito de la primaria, el que me regalaba chocolates marca Felfort solo porqué se llamaban "Jacqueline". El que me hacía cartitas con colores, y me agarraba la mano por abajo del banco mientras mirábamos una película en tercer grado. El que se tragó una bolita en segundo, y tuvieron que poner de cabeza para que no muriera asfixiado (ja!).
El que se sentaba conmigo y lo único que hacia era molestarme. El que levantó la mano en una clase de Geografía mientras hablábamos de producción ganadera solo para contar que el le ponía huevo y azúcar al pan, y se lo comía. Si, huevo crudo. Diug.
El que en los recreos de invierno se me sentaba arriba para no tener frío. El que decía "hola chiche" cada 20 segundos a cualquiera.
El agitador de día y noche en Bariloche. El que no te dejaba dormir. El que vivía de fiesta. El loco de atar. El pincha que siempre te ibas a encontrar en la cancha. El leal.
El que fue parte de mi vida durante los 12 años que duró la escuela.
Axelito, mi amigo, el que está hoy en una cama de hospital empezando la dura y larga batalla que solo el cáncer puede dar.
¿Como puede ser?
Hoy en la sala de espera otra vez vi a esos con los que compartí más de la mitad de mi vida. Y nos pusimos a hablar de todo, de esto, de las viejas anécdotas, las divertidas y las no tanto, las que compartimos, las que tan lejanas parecen hoy, y las que me hicieron pensar en lo mucho que daría por volver. Por volver a ese tiempo en el que jugábamos a la mancha todos juntos, y el mundo no era tan complicado. En las que se lloraba por rodillas raspadas.
Hoy si miraba para el costado, tenía junto a mi a esos con los desde que terminé el colegio no hablo. Pero con los que el tiempo parece no haber transcurrido. Y pesar de toda la mierda, eso fue lindo. Fue muy lindo el saber que si Axel mira para el costado, seguimos estando los mismos. Para reírnos de boludeces y hacerle más sencillo este quilombo al que se tiene que enfrentar.
Porque al menos para mí, no debe haber mejor cosa que saber que tenes alguien que te banca pase lo que pase. Porque no debe existir mejor cosa, que sentirse acompañado. Y eso somos desde hace tanto, compañeros. Compañeros de escuela, antes. Compañeros en todas, siempre.
"El fuego prueba el oro. No se refiere solo a las forjas y metalurgia. Se refiere a que la adversidad prueba la fuerza del carácter. En momentos difíciles, en tiempos oscuros, algunas personas relucen."
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