Anoche me quedé a dormir en lo de Pablo. Me desperté y lo primero que vi fueron sus ojos mientras me decía "te amo".
Y ahora, solo sé llorar. Y no entiendo porqué.
Tengo una mezcla de angustia y felicidad que no puedo explicar. Como si no me lo pudiera creer, como si estuviera viviendo una mentira feliz que pronto termina. Como si el dolor de todo lo que nos pasó nunca fuera a abandonar mi cuerpo. Como si todo fuera irreal.
¿Lloro por todo lo que sufrimos, o porque estoy sufriendo justo ahora? No logro distinguirlo.
Esto no se siente como sufrir.
Lo amo tanto. Ya no se como hacerle saber que lo amo más que a cualquier cosa en este mundo. Que lo amo con todo mi ser y con todo lo que él es. Que nunca ni un millón de años voy a lograr amar a alguien como lo amo a él. Que el amor que le tengo es tan único como él. No me puedo imaginar la vida sin sus ojos.
Eso le dije ayer "tenes los ojos más lindos del mundo" y no precisamente por ser azules. Se lo dije porque desde que lo conozco, yo puedo verme en sus ojos. Me veo y lo veo. Y es tan lindo. Fue la primer persona en la que vi algo. La primer persona en la que me vi. Lo amo. Porque me mantiene pegada a la realidad, porque no me suelta, porque me ordena, porque me da razones para seguir viva. Se me metió bajo la piel, ya no tengo forma de resistirme. Ya no puedo hacer más que rendirme a ser feliz. Y quizás por eso lloro, porque cuesta un poco dejar ir todo lo que alguna vez me hizo doler. Cuesta un poco rendirse a la felicidad. Porque por alguna estúpida razón siempre esperamos lo peor. Siempre esperamos dolor.
Esta vez elijo solo esperarlo a él. Y rendirme a ser feliz.
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