Hoy el mundo se siente tan... contradictorio. Yo lo siento tan pero tan enfrentado, tan feliz y enojada, brillante y gris. Y es que en realidad debo ser yo la contrariada, la difícil, la rebuscada.
Me gustaría decir que estoy totalmente feliz, pero creo que en algún punto nunca va a ser así, creo que siempre existe en todos esa cuota de tristeza ((aunque no nos guste)).
Me di cuenta ((una vez más)) que aferrarse es lo que nos lastima. Que me lastima.
Aferrarme a lo que pudo ser, pero no es. Al humo, a lo inexistente. A lo que me gustaría. ¿Y sabes lo difícil que es aceptar que eso no va a pasar? Estoy enojada con el mundo, estoy dolida. Me arrebató de un solo saque lo que mejor me hacía solo para hacerme ver que eso en realidad no me pertenecía. Para que vea que nada en este mundo nos pertenece, que el control es una sensación. No controlamos nada, la vida hace de nosotros lo que se le antoja. Me duele. Me quejo, me enojo. Me niego a aceptarlo también. Y cada vez que lo hago caigo en la cuenta de que con tales sentimientos solo me lastimo a mi misma. Que seguir enojada por lo que no fue me impide ver lo que está sucediendo justo frente a mis narices. Por eso todo es contradictorio. Por eso todo parece tan oscuro y brillante a la vez. Por que una parte de mi quiere seguir aferrada a lo que no fue, y la otra quiere salir corriendo atrás de lo nuevo.
(( - ¿Y vos que sos de él?
- Una amiga. ))
No hay comentarios.:
Publicar un comentario