lunes, 3 de febrero de 2020

  Hoy estoy teniendo uno de esos días tristes. Bah, el día recién empieza pero desde que me desperté me está costando bastante dejar de lado todos esos pensamientos que me llenan de mierda y me hacen querer hundirme en el pozo más profundo.
  Ayer no tuve tiempo para que sea un domingo triste, así que quizá eso me toca hoy. Soñé que iba a su casa y me regalaba una cajita de madera llena de porros. Pero lo más loco del sueño no era eso, sino que iba a buscar la cajita pensando en que cuando se la devolviera iba a tener otra vez una excusa para verlo. Verlo de lejos, claro. Porque en el sueño estábamos como ahora, lejos.
  Si me concentro en pensar solo en lo bueno puedo llorar mares y rogar al cielo que el tiempo vuelva atrás. Y hasta ahí llego: querer repetir todo lo vivido, pero querer volver... simplemente no lo imagino. Si los recuerdos lindos llegan a mí solo siento esa tristeza mezclada con nostalgia por lo lindo que era, pero lejos de querer que el vuelva y estemos juntos otra vez, solo siento ganas de volver el tiempo atrás y vivir esos recuerdos, porque en el fondo creo que siempre supe que esa felicidad estaba teñida de todo lo demás que tan mal estuvo. Cometimos muchos errores. Muchísimos. Y si solo me concentro en eso, en los errores, creo que hubiera preferido no haberlo conocido. Hoy me siento desecha pero porque esta relación me dejó agotada mentalmente. Mi cabeza ya no lo podía procesar, ya no encontraba salida y ya no me sentía a gusto ni conmigo misma.
  Antes de ayer en una charla con mis amigas les dije llorando que era terrible la tristeza que me provocaba mirar para atrás y no poder reconocerme plena en ningún momento de todo el 2019. No reconocerme en lo absoluto y sentir que fue todo un año en el que no estuve, no viví y nada me pasó. Y que ahora es como si hubiera recuperado mi cuerpo otra vez y me sintiera en mí. Y eso fue mi culpa, lo asumo. Yo me dejé ir por no dejarlo ir a él. Yo renuncié a cada parte de mí por no renunciar a él. Encontré en wsp conversaciones con mis amigos de mayo del 2019 en las que decía que sentía que ya no daba para más la relación. Mayo. Hoy sé y estoy segura de que tendríamos que habernos separado con el incidente de Enero en Mar del Plata, que tendría que haberme hecho caso a mi misma y haberme ido con mis valijas. Vuelvo a ese momento, y a como solté los bolsos sólo porque él estaba sufriendo y me arrepiento. Fue la primera vez que me dejé de lado, que dejé de lado lo que yo sentía por sostenerlo. Y sé que el lo hizo por mí también muchas veces también, y es por eso que nuestra relación estaba tan pero tan mal. Ninguno de los dos tendría que haberlo hecho, ninguno de los dos tendría que haber perdido su esencia. Tuvimos una relación tan infantil disfrazada de madurez que hasta el resto del mundo se lo creía y todavía hoy preguntan: "pero, ¿como? si se los veía re bien"
  Todos nos veían bien y yo no puedo recordar ni un solo momento bueno del 2019 que no estuviera manchado por algo malo. Todos los momentos lindos eran antecedidos o terminaban en algo malo. Y la verdad es que si miro aún más atrás, a cuando lo conocí, al primer año juntos, y a todo lo que realmente sí fue hermoso digo: ¿como fue que pasó? ¿como algo tan hermoso y puro pudo acabar convertido en esto? ¿Como pasamos de reírnos a carcajadas a no poder estar en una misma habitación por más de 2 hs sin que alguien ponga mala cara?
  Me duele, me duele muchísimo no reconocer que fue lo que nos hizo cambiar. Me duele no haberlo reconocido y frenado a tiempo. Aunque no pudiera arreglarlo, frenar antes para no estar hoy mirando hacia y atrás y llorando porque durante todo un año me sentí tan mal sin verlo. Lloraba a cada rato, casi todos los días. Estaba molesta, sensible, irritada. Me sentía realmente mal conmigo misma y no entendía por qué. Le echaba la culpa a la facultad porque me estresaba, pero nunca antes me había estresado, así que le echaba la culpa a trabajar, porque nunca había trabajado y estudiado al mismo tiempo, pero renuncié y el mal estar seguía existiendo. Le eché la culpa a mi cabeza, llena de mierda que me boicoteaba y no me dejaba ser feliz, que no dejaba estar tranquila, que no se bancaba verme bien entonces me metía esas ideas... pero aunque hubiera podido apagar mi cabeza, y los pensamientos de mierda se hubieran ido... ¿qué hubiera quedado? ¿que felicidad era la que estaba boicoteando? porque los pensamientos de mierda creo que solo estaban intentando abrirme los ojos, que me diera cuenta lo perdida y confusa que estaba, y como aferrarme nunca iba a ser la respuesta.

  Estoy triste porque lo amo muchísimo y se convirtió en eso que no quiero para mi vida nunca más. Porque es demasiado bueno, pero aún así fue totalmente malo para mí. Y porque todo fue casi sin querer. Sin querer hacerme daño terminó siendo de las personas más dolorosas para mí.
  Me llené de inseguridades que nunca antes me había si quiera planteado. Me llené de miedos y de mierda. Y lejos de creer que lo hizo a propósito, solo creo que cuando alguien no resuelve en sí mismo sus bardos, termina repartiéndolos.
  Estoy triste porque creí realmente que él era quien nunca iba a lastimarme, creía realmente que me había sacado la lotería y que nunca más iba a tener que preocuparme por esas cosas chotas del amor. Y me equivoqué. Hubiera preferido creer desde el comienzo que iba a romperme el corazón, porque al menos de esa manera hoy no dolería tanto.
  Ojalá todo sea aprendizaje. Y ojalá lo aprenda rápido, porque no quiero perderme nunca más.
  Me extrañé demasiado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario