Es muy loco lo que estoy por escribir, porque si me lo hubieran dicho hace un par de meses simplemente no lo hubiera creído. Estaba demasiado sumergida en hacer que las cosas funcionen, en esforzarme por tener todo controlado y perfecto, y no era capaz de ver que quizá "que las cosas funcionen" no debería requerir ningún tipo de esfuerzo. Hace bastante tiempo leí una frase que decía "El amor no se trata de hacer que funcione, sino de disfrutarlo mientras funciona" y creo que en todo este tiempo yo me perdí en mi misma y me olvidé de disfrutar. Algo tan sencillo como disfrutar.
Si tengo que ser sincera a mi nunca me resultó sencillo, soy un tanto (bastante) controladora, y por momentos necesito tener todo perfectamente arreglado para no desesperar. En el fondo es sólo miedo a que algo pueda salir mal, como si pudiera encargarme de hacer todo yo misma para que no hubiera margen de error. Y así después termino agotada emocional y mentalmente, contracturada, débil y triste porque caigo en la cuenta de que el control no existe y por más de que me esfuerce nunca pero nunca voy a poder evitar que algo salga "mal". Y lo pongo así, entre comillas, porque quizá no es que salió mal, sino que era lo que necesitaba para cambiar, aprender y ser mejor.
Ya aprendí hace rato que la gota que rebalsó el vaso nada tiene que ver con algo aislado, sino más bien es la semilla del cambio que tanto pedía a gritos. Necesitaba cambiar, me sentía tan mal conmigo misma que en realidad no puedo creer que aguanté tanto tiempo en ese estado. Ni siquiera me dedicaba tiempo a sentir, a vivir realmente lo que me estaba pasando. Creo que en el fondo yo sé hace rato que este era el desenlace y me negaba a afrontarlo. Sé desde hace tanto que necesito estar sola que creo que solo estaba estirando el tiempo hasta que ya no diera para más.
Y aunque el panorama parece horrible, en realidad no lo es. Hace un mes y un poquito que estoy sola. Bueno, "sola" entre comillas porque en realidad nunca me sentí tan acompañada como ahora. Todos me vieron tan triste que se pusieron al hombro mi persona y me cargaron un ratito en el camino hasta que tuve fuerza para mantenerme en pie. Y no hablo solo de mis amigos (que son un montón, y los amo todavía más) sino también de mis papás llevándome de vacaciones y mimandome, de mi hermana mandandome por instagram todos los días vídeos graciosos, de mi abuela cocinandome cosas ricas y mis primas contandome anécdotas viejas que compartimos y nos hacen reír. Todos absolutamente todos colaboraron en sostener el peso de mi cuerpo cuando creía que no podía ni respirar. Ni hablar de mis dos grandes amores amigas que se bancaron unas vacaciones conmigo llorando mares y teniendo menos energía que nunca. Que me abrazaron cuando fue necesario, y me aconsejaron de la forma más sincera y pura, siempre desde un amor inmenso.
Y un día mejoré, un día me di cuenta de lo mucho que había perdido por sostener cosas que no me hacían bien. Y me reencontré con todos mis vínculos desde un nuevo lugar. Hoy tengo una mejor relación con mis papás, y con mi hermana. Porque ya no estoy tan irritada como para pelear a cada rato, porque ahora puedo manejar mis emociones de forma más sana y entender que somos distintos. Hoy veo a mis amigos todos los días (literalmente) y me río a carcajadas porque estoy con ellos disfrutando ese momento y con ellos pero pensando en todas esas cosas que antes me preocupaban. Vivo más relajada, mas tranquila, más feliz. Vivo un montón. Y estoy amando con todas mis fuerzas este verano intenso en el que duermo 3 hs por día pero no me importa porque ahora estoy viva y cuando esté muerta seguro voy a dormir mucho más. No, pero hablando en serio, no me importa porque lo único que quiero llevarme de esta vida son anécdotas, momentos felices, a la gente que amo en el corazón y todos los aprendizajes que pueda.
Hoy no entiendo muy bien que está pasando, pero no me importa y no quiero controlarlo. Porque las cosas parecen ir mejor cuando las dejo suceder. Porque me di cuenta que yo parezco mejor cuando me dejo ser. Y agradezco y sólo pido eso: poder ser. Mostrarme auténtica como me estoy sintiendo en este tiempo, mostrarme en todas mis facetas y en mi propia confusión que lejos de ser algo malo es lo que me ayuda a avanzar.
Hoy en el día del amor, sólo quiero repartir eso: amor. Todo el que tengo adentro que es un montón y siento como me quema. Amor por mi vida, por mi carrera, por mi trabajo, por mis amigos, mi familia y sobre todo por mí. Hoy después de muchísimo tiempo siento otra vez amor por mí misma. Por todo lo que soy, por expresarme auténtica y transparente, por permitirme todas las emociones y sensaciones que quiera, por aceptarme con mis errores de humana y proponerme siempre ser mejor.
Hoy en el día del amor sólo puedo sentirme llena de paz, porque gracias al cielo amor es lo que me sobra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario