ANOCHE
Ya no me gusta tanto el chocolate como antes, ni pienso que solo cosas malas me pueden pasar. Empecé a escuchar otro tipo de música, y a creer un poco más en la gente y el amor. Sigo saliendo a bailar, pero ya no lo disfruto. No me quiero maquillar, ni cambiar, ni arreglar el pelo. Todos los boliches me dan igual. Pero tomo. Mucho más de lo que te puedas imaginar. Mucho más de lo que tomaba cuando me conociste. Tomo al exceso, y ni el vodka que me quema la garganta al tragar puede ayudar a como me siento.
También deje de ir a la cancha, o voy muy poco. Simplemente porque no disfruto del fútbol como antes. Duermo mucho, demasiado. Estoy dejada. Nadie me interesa lo suficiente como para animarme a vivir. A salir de mi casa. Todos son tan iguales unos a otros, tan tristes, tan vacíos, tan desconectados. O quizá solo sea yo. Tan triste, tan vacía, tan desconectada. Corriendo desesperada en busca de algo que me devuelva las ganas de sentir.
Conocí a alguien (y ni te gastes en sentirte mal, porque no significa nada). Solo lo voy a su departamento, a sus previas, a sus besos y su compañía para olvidarme un poco de vos. De lo que te extraño. Pero en vez de olvidar siempre termino cayendo en la cuenta de que el nunca va a poder ser vos. Estoy enloqueciendo.
Cambié. Mi mundo entero cambió. Y esta es una patética y desesperada manera en la que me propongo rogarte que vuelvas. Volvé amor que te necesito.
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