domingo, 16 de julio de 2017

hogar

  Te amo, por favor nunca me dejes son las palabras que quiero decirle, pero no lo hago.
  Por favor, nunca te alejes que se me derrumba el mundo. Pero no puedo, quizá porque más que solo decirlas, quiero que él las entienda. Y que me responda nunca y siempre.
Nunca me voy a alejar (pero si algún día lo hago) siempre voy a volver. 
  Hoy me siento vulnerable otra vez, por un estúpido sueño.
  Soñar puede ser hermoso pero también horripilante. Y ahora que ya son las 00:02 am y tengo que volver a dormir, desearía con todo mi ser que él durmiera en la misma cama que yo, sólo para abrazarme mientras lloro. Pero ¿por qué llorar? no sé. Creo que sólo porque hoy me puse a pensar en lo horrible y triste que sería mi vida sin él. En lo difícil y tortuosa, hasta imposible. Quizá porque sentí otra vez lo que siento siempre que conozco a un nuevo chico: que ninguno es él. Que ninguno me entiende, cuida y hace reír como él. Que ninguno ni en un millón de años va a hacerme sentir tan completa. Y el miedo a perderlo ataca, y aunque no haya verdaderas razones, lloro porque con imaginarlo lejos me alcanza. Aunque lo tenga al lado abrazándome, el miedo a que otra vez se vaya y me deje nunca desaparece. Ya pasó demasiado tiempo sin él, y hasta creo que no podría soportar más. Necesito llorar en su abrazo. Llorar mi miedo, sintiéndolo respirar pegado a mí. Sintiendo que él es real y está conmigo, mientras el miedo sólo está en mi cabeza.

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