Desde el momento en el que te conocí (resumiendo con prisas tiempo de silencio), te juro que a nadie le he vuelto a decir que tenemos el récord del mundo en querernos.
Si pudiera volver a nacer, te vería cada día amanecer. Sonriendo como cada vez, sonriendo como aquella vez.
Nunca una palabra me dio tanto miedo como la que pronunciaste el viernes. Y a la vez, nunca deseé tanto que alguien me la dijera. Es un encuentro de sentimientos contradictorios que solo puede entender quién alguna vez los sufrió (o disfrutó, porqué no?).
Yo tengo días en que los padezco, otros en los que realmente los ansío. Porque son sentimientos que logran partirte el bocho en dos, y hacerte dar cuenta de que estás vivo. La puta madre, estas vivO! Y qué mejor que eso? Saber, sentir, que te corre sangre por las venas.
((Porque al menos para mí, estar vivo no es sólo respirar)).
El logra hacer que me sienta viva. Y de la manera linda, que no es poco. Porque muchos antes también lo lograron, claro está. Otros antes, me hicieron sufrir tanto, me hicieron sentir tan desgarrada, que logré comprender que de haber estado muerta, hubiera sido imposible sangrar tanto.
Pero cuando los pulmones se te llenan de aire fresco, y el sol te pega en la cara y te hace cerrar fuerte los ojos. Cuando te hacen cosquillas y no podes evitar reirte a carcajadas, cuando de tanto reirte te duele la panza y se te caen las lagrimas, ahí también estás vivo. Más vivo que nunca.
Y eso, justo eso que se siente en ese instante, es lo que él provoca.
Y no necesitó ser forro, ni ignorarme, ni hacerme creer que enamorarse es sinónimo de pasarla mal. Porque antes sí, antes yo creía que enamorarme era posible si, y sólo si, se trataba de alguien que no podía tener, por el que estaba siempre al borde del abismo.
Los altibajos siempre están, (y siempre un poco mal la pasás, porque cuando están involucrados los sentimientos, es algo medio inevitable). Pero cuando ese poquito de mal que la pasas no es provocado a propósito y es meramente producto de lo externo, cuando tenés alguien en frente que deja todo por cuidarte, justo ahí llegaste a destino.
Nunca me sentí tan viva como hoy. Nunca me sentí tan querida y tan cuidada.
Los sentimientos no necesitan palabras, pero a mi me gusta ponérselas.
Quiero estar a tu lado
quiero mirarte y sentir
quiero perderme esperando
yo quiero quererte o morir
(porque morir puede implicar seguir respirando,
latiendo el corazón, sin que nadie te haga sentir viva)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario