lunes, 29 de mayo de 2017

No te odio, no hay rencores.



Tu presencia aquí me está matando, sentirte a la mitad. 
Me hace más daño seguir contigo y ver que aún con mi calor tu sigas sintiendo frío.

Tengo que soltarte. Hoy te dejo en libertad.

lunes, 22 de mayo de 2017

((quizá))

Nada de esto fue un error. Nada fue un error. 
Lo loco es que quizá no sea este el final pero, lo siento como si lo fuera. 
Y más loco que eso, es que de ninguna manera es como siempre temí que fuera. 
Pensar en un final entre nosotros me daba tanto miedo, que solo sabía llorar. 
Hoy, lo siento como una parte más de todo lo que nos tocó compartir. 
Hoy simplemente no puedo dejar de sentir que quizá así, es mejor. 
¿Será mejor?
Nada de esto es un error, corazón. Solo llegamos hasta acá, y tal vez haya que dejarnos volar. 

domingo, 14 de mayo de 2017

Gracias por tanto amor.

   ¿Alguna vez sintieron que alguien los mira con amor?
    Guiño de ojo, y sonrisa. Ese era el sello característico de mi tío. Y siempre me lo dedicaba justo después de malcriarme, de darme ese chocolate que mamá no quería que coma o comprarme ese juguete que yo quería de manera caprichosa.
   Sonrisa y abrazo. "Hola hermosa" 
   Hermosa, pronunciado de una manera rara, pero única. Y un beso, seguido de un abrazo fuerte en el que su perfume de quedaba impregnado en la ropa. Hubo un tiempo en el que también me levantaba por los aires, cuando mi tamaño era mucho más pequeño en comparación al de ahora.
   Su risa, sus gestos. Su amor por el mate. Como se colaba en las rondas solo por recibir uno. Su simpleza, su predisposición para ayudarte a pintar una pieza o colocar el piso del baño aunque fueran las tres de mañana.
  Los veranos en la costa, los paseos en camioneta. Las cabalgatas a caballo y las noches de cuatriciclo. Los chistes que le hacía a Jane, y con los que todos reíamos.
  La confianza ciega que me tenía, y por la que accedía a prestarle la camioneta a Joaco solo si yo iba con él. Porque sabía que no iba a dejarlo hacer nada estúpido, porque sabía que iba a estar con él, y lo iba a defender a capa y espada. Porque somos primos, pero casi hermanos.
  Mi tío. Mi padrino.
  El de mirada transparente.
  El que me decía Jaque. Casi que el único, salvo por sus hijos, que tienen su misma costumbre llamarme así.
   El que me decía que no lo abrace porque estaba sucio.
  Al que yo abrazaba igual sin importar.
  Gracias al que tengo fotos hermosas, de hermosos momentos. El que se encargaba de capturar momentos.
   Con él que soñé la noche que todo pasó. El que en un sueño me guiñó el ojo una vez más, y sonrió, diciéndome sin hablar que estaba bien, que no sufriera, que todo lo que estaba pasando, estaba bien.
  El que me miraba con amor. Con mucho amor. Con amor puro.
 
  Decir que no lo voy a extrañar es mentira.
  Decir que no lo extraño con cada centímetro de mi cuerpo, es mentira. Que no lo quiero abrazar, que no lo quiero escuchar, que no me hubiera encantado que conozca a mis hijos.
  Que mis hijos lo hubieran conocido a él.
   Pero a pesar de todo lo que a mi me gustaría, de todo lo que yo quiero egoístamente, él se tomó el tiempo de hacerme saber que está bien, tranquilo, en paz.
  ¿Y quien soy yo para decir que esto es injusto, si él está bien?
   Me quedo con tu sonrisa, con tu guiñada de ojo. Con tu perfume, tu voz, el sonido de tu risa. Los mil "Jaque" y "hermosa" que siempre me dijiste, y sobre todo con tus abrazos.
   Fuiste único, y estoy muy agradecida del tiempo que compartimos, de lo mucho que compartimos. San Clemente y el mate, para siempre van a llevar tu nombre al lado.
   Te amé, te amo y te voy a amar siempre.
   Quizá esta vida se termine dando cuenta que es ella solo un momento de esta historia, porque mi amor no tiene tiempo ni fronteras, porque este amor va más allá de mi existencia. 
   ((Ya nos vamos a volver
a encontrar))
 

martes, 9 de mayo de 2017

siempre al frente

Habrá que encontrar algún lugar para esconderse, o habrá que entrometerse un poco más

  Siempre va a ser así, no? Muerta de miedo, pero firme sin poder dar un paso hacia el costado. Cada milímetro de mi piel quiere correr a esconderse. Alejarse y protegerse del posible sufrimiento. Pero los pies no responden cuando la orden se trata de correr lejos de vos.
  A veces te detesto por hacerme sentir tan vulnerable. Tan frágil.
  Te detesto cada vez que caigo en la cuenta que si querés, en un solo movimiento me podés hacer mierda.
  Y me detesto también, por no poder dejar que el miedo sea más fuerte.
   Me detesto cada vez que me encuentro a mi misma haciendo un esfuerzo sobre humano para confiar. Confiar en que todo va a resultar bien. Confiar en que no me vas a lastimar.
  Pero también, nos amo. Te amo a vos, y me amo a mi cuando estoy con vos. Con el quilombo que somos juntos, pero con lo bien que nos entendemos.
  Y justo ahí, cuando te veo, y cuando me ves. Cuando me mirás y me entendés sin que tenga que hablar. Cuando te parás al lado mio y no me permitís caer. Justo ahí, el miedo parece no existir.
  Y si el miedo no existe no hay razón para huir (aunque sea por 10 minutos).

Habrá que desempolvar el disfraz de valiente, y salir a tropezar. 

lunes, 8 de mayo de 2017

mi mayor miedo

  En el medio de todo, algo logró quebrarse. No puedo explicarlo con exactitud pero... pero nunca volverá a ser igual, y es solo porque yo no soy capaz de volver a sentirlo igual.
   Siempre me costó comprometerme. Y mi mamá (ingenua) siempre creyó que era por que yo amaba salir, divertirme y no tener que dar explicaciones. "Sos igual de libre que tu papá" me decía, siempre como una cualidad positiva, siempre como algo de lo que tenía que sentirme orgullosa.
  Y por mucho tiempo, al igual que ella, yo me lo creí. Porque un poco de razón tiene, y porque creer eso siempre va a ser más sencillo que hacerse cargo de las verdaderas razones de la soledad.
  Siempre me costó comprometerme. Y muy en el fondo de mí, siempre supe las razones. Las verdaderas razones. No era tenerle miedo al noviazgo, ni al compromiso, ni mucho menos tener que bancarme las escenas y planteos.
   En el medio de todo, algo logró romperse en mi. Se me rompió el corazón.
   El jueves, cuando ví lo que ví, se me hizo pedazos el corazón. Otra vez.
   Y es increíble, porque no sentía algo así hacia demasiado tiempo.
   Si, soy una persona muy independiente, y libre también, pero no es que me quede sola por no sacrificar tal independencia y libertad. Elijo permanecer sola porque de las veces que hice a un lado mi libertad por alguien, eso solo me rompió el corazón.
   Y eso, exactamente eso que no sentía desde los 16 años, volvió a hacerse carne en mi piel el jueves.
   Volví a sentirme estúpida, engañada, usada y humillada. Y como por arte de magia, todos mis viejos fantasmas retomaron su camino hacia mí. Ese jueves me abrazaron como hacía mucho no lo hacían. Me abrazaron y yo los dejé rozarme la piel. La tierna piel que a esta altura ya está toda cortajeada por gente que no me la supo cuidar. (Y esta es la parte en la que mis fantasmas susurran: ¡vos la tenes que cuidar!) Y esta es la parte en la que yo vuelvo a decidir que nadie nunca va a lograr volver a hacerme creer que puedo confiar.
 
  Lo intenté, hoy intenté durante todo el día volver a ser la misma que era el miércoles. Pero quien sabe está condenado a sufrir, dice Borges, y yo simplemente no puedo olvidar. No puedo cerrar los ojos, porque ya los abrí, porque ya lo vi todo, porque el miedo que tengo no se va a ir más. Porque me conozco.
  Siento que esto ya no tiene vuelta atrás, que no se puedo arreglar. Algo se quebró dentro de mí, algo que no puedo evitar.
  La huída se acerca. El escape que siempre me mantuvo segura, alejada del terror que me dá sentir lo que estoy sintiendo.
  No se trata de ser demasiado libre, sino demasiado miedosa.
  No se trata de estar solo por no querer comprometerse, sino que estando solo, nadie puede dañarte. Ni jugar con tu corazón.
  Se trata de escapar y esconderme. Se trata de ponerme a salvo, y permanecer sola y abrazada a mis fantasmas que no dejan de gritar que cualquiera y en cualquier momento me puede traicionar.