viernes, 25 de septiembre de 2015

Lo que nunca dijimos

  Todo eso que no se puede decir ni explicar. Eso que me muero porque sepas pero que nunca vas a saber. (pero que necesito sacarme de adentro)
  A ver, por donde empiezo... Ya no te culpo, ni me culpo de todo. Empecé a creer en las culpas compartidas, en que quizá si actuamos de tal o cual forma fue porque el otro había hecho algo previo. Ahora puedo verte como la suma de tus partes, y no con todo malo (ni todo bueno) como te vi en ciertos momentos.
  Ahora puedo ver que lo que nos pasó fue en realidad una historia de histeria, en la que eramos dos nenes infantiles que no sabían que hacer con lo que sentían. Y que encima no eran capaces de expresarlo. Te quiero, ¿nunca lo dije, no? Si, te quiero muchísimo. Tanto que no me entraba en el corazón y lo tuve que romper para poder seguir queriendote más todavía. Y nunca lo dije. Nunca te lo dije. (y vos a mi tampoco, obvio). Nunca fui sincera.
    Siempre me quejé de que no supieras lo que querías cuando yo no dije nunca que era lo que yo quería. Yo te quería para todo. Si, también para novio, aunque eso me diera terror de solo pensarlo. Y en realidad me daban igual los títulos que creo vos pensaste que eran tan importantes para mi... Yo quería pasar cada segundo de mi día con vos, sin importar lo que eramos. Compartir salidas, y momentos, y no tener que preocuparme por si estábamos hacia 10 o 3 meses. Pero eso nunca lo dije tampoco.
   Nunca te dije que fuiste una de las dos personas que me sostuvo cuando nadie lo hacía. Al que le tengo que agradecer haberme animado a dejar eso que no me gustaba para estudiar hoy Teatro. Te tengo que agradecer que me hayas alentado a luchar por seguir lo que siempre amé en la vida. Por haberme dado esperanzas. Pero nunca te dije gracias tampoco.
   Já, ¿Y sabes que si dije? Que te odiaba, que eras lo peor que me había pasado, que no te quería ver nunca más. Te reclamé todas esas veces que me estaba muriendo de celos, agarrándome de que no se puede confiar en alguien que nunca te demuestra nada, ni un mínimo de afecto. ¿Y yo? ¿Cuantas veces fui corriendo a abrazarte? No, saludarte con un frio beso era mejor, porque demostrarte que te había extrañado mucho era signo de debilidad. ¡Y me moría por abrazarte! 

  Fuimos dos idiotas. Yo por no haber sido autentica con vos. Y vos por la misma razón conmigo. No haber sido sinceros. Con lo que nos pasaba, lo que sentíamos y lo que queríamos. Nos quisimos de una manera tan increíble que ninguno supo como manejarlo. A veces hasta pienso que no nos conocimos, porque ni siquiera tenemos la confianza necesaria como para decirnos ciertas cosas.
    Porque bajar el orgullo era imposible, porque creo que todavía hoy para vos es imposible aceptar que me extrañas o que me necesitas. Bueno, yo creo haber crecido en esa parte de mi vida. Si, lo acepto. Te extrañe y te quise por demasiado tiempo. Sufrí como nunca lo había hecho. Y abrazarte era para mí más importante que cualquier tipo de pelea que pudieramos tener.

  Por alguna razón hoy no pude dejar de pensar en todo esto. En que necesito decirte de alguna manera lo muy importante que fuiste en mi vida. Pero un lado de mi sigue siendo una nena inmadura, y como yo ya te lo demostré de tantas formas, hoy prefiero ponerlo acá y que lo leas por casualidad. Porque decirlo esta demás cuando demostrás el amor que yo te demostré a vos con otros actos más allá de que nunca lo dije. Te estoy dejando ir, de una buena vez.
  Hace meses de que me siento así, de que ya no te necesito para respirar como antes. Puedo vivir, ser feliz, y sentir lejos tuyo. Ya no sos ni mi primero ni mi único. Y ahora, sacandome todo esto de adentro por fín le doy un punto final a todo lo que nos pasó. Y lo que no también. Lo que dijimos, y por sobre todo lo que nunca dijimos.
  ¡Ojalá seas tan feliz como te mereces! 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario