lunes, 2 de febrero de 2015

anestesiados

Nos bloqueamos y desbloqueamos tantas veces que perdí la cuenta. Y es que hay muchas clases de odio, pero nosotros decidimos odiarnos de la forma más ridícula. Nos odiamos de esa forma en la que se odian dos personas que se aman. Y no estoy tratando de decir que amar a una persona sea odiarla, sólo que a veces necesitamos culpar a alguien cuando las cosas no se dan como lo esperamos o como nosotros queremos que sean. Pero realmente lo que nosotros odiábamos era no poder estar juntos, odiábamos no poder despertar juntos un domingo después de una noche romántica, o poder simplemente hacer cualquier cosa de las que hacemos todos los días con la mierda de personas que tenemos cerca, porque es que cuando estamos enamorados siempre nos preguntamos "¿Por qué el destino es tan crudo y pone a las mejores personas lejos y deja tanta mierda de personas cerca?"
Reprochábamos el destino, las circunstancias y las cosas que no hicimos para estar juntos y que acabaron distanciándonos. Y toda esa ira la terminábamos descargando con el otro.
Decidimos alejarnos y no buscarnos, dejar de intentar lo complicado y darle un poco de "felicidad" a nuestra vidas. Y es que muchas veces confundimos "felicidad" con "tranquilidad" En mi opinión la tranquilidad es solo un pedacito de felicidad en la que se refugian quienes llevan tiempo buscándola.
 A veces es bueno estar solos, y darle espacio para meditar al orgullo.
Aquí estamos nosotros dándonos un tiempo, sin hablarnos, sin buscarnos, amándonos en silencio, esperando algún día no sentir nada, pero inconscientemente anhelando
pronto volvernos a cruzar.

 Y que había tanto por perder, que nunca apostaron nada.
Y no se lastimaron, no llegaron a nada.

No tuvieron los huevos para quererse como se quiere,
cuando se quiere tanto que te hace doler

No hay comentarios.:

Publicar un comentario