jueves, 13 de noviembre de 2014

Quiero invitarte a respirar un aire de libertad.

“Tal vez la clave sea dejar de buscar, y dejarse encontrar”

  Te confieso que sin ti no se vivir, luz en el camino tu eres para mi. ¿Cómo hago? Explíquenme como hago para seguir sin el. Porque ahora definitivamente sé que tengo que dejarlo, tengo que dejarlo irse, tengo que dejarlo ser.
  Quizá el problema siempre fue ese: nosotros funcionábamos mejor en libertad. ¡Ay, que lindo era cuando nos bastaba una mirada para entendernos! Cuando sin importar en que lugar nos cruzáramos, lo que seguía después de que yo gritaba su nombre, era un beso de esos que te dejan la cabeza hecha un desastre.
  Un arrebato, una manera idiota de demostrar amor. Porque el funcionaba para mi, cuando yo no podía estar para el. Como también yo funcione para el, cuando no estuvo para mi. ¿Cómo ser capaz de decir que fue amor? ¡Si nunca coincidimos! O si, tal vez si coincidíamos, pero en secreto. Cuando todo estaba oculto era mejor. Cuando las risas y miradas eran disimuladas de manera inútil. Como también el inútil destino nos hacia cruzar en los lugares mas insólitos. Como la libertad nos hacia funcionar de manera armoniosa… tal vez ese fue mi error: intentar encasillar algo tan grande como el “nosotros”. Nosotros éramos sin necesidad de ser. Éramos nosotros, juntos, solos, sin necesidad de decir que lo éramos. Fuimos eternos en un solo instante, y yo arruine todo al intentar darle forma a algo que simplemente no la tenía.
  Tal vez el amor que sentí y siento fue demasiado para el. O tal vez el sentía lo mismo, pero ya no. Tal vez solo necesita tiempo, o tal vez el tiempo necesita que esperemos. Que esperemos una señal, algo que nos diga “el momento es ahora”.

   Y por eso espero, y por eso dejo ser en libertad. Porque tal vez, dejar de buscar y dejarse encontrar, sea la mejor manera de decir “hasta luego” sin despedirse en realidad. Tal vez no pueda despedirme nunca, porque nunca voy a querer estar lejos de el. Pero lo nuestro siempre funcionó así: con libertad, con frenesí, con esa lejanía, con ese estúpido “coincidir”… tal vez coincidamos en otra vida. Más libres. Menos tercos. Con el mismo amor. Tal vez

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