jueves, 9 de diciembre de 2021

Aquiles solo por su talón es Aquiles.

     Intento no olvidarlo pero a veces me resulta tan pesado que quiero que el pensamiento desaparezca por completo. Cuando tengo días buenos, cuando estoy contenta y descanso al dormir, cuando mi cabeza no es un manojo de pensamientos sin ordenar, cuando el miedo y la preocupación no son una constante, ahí es cuando lo olvido. Olvido que también es parte de mí esa parte incontrolable que me tiene atada de manos y pies. No puedo escaparle, no puedo frenarla, no puedo hacerla desaparecer. Me consume, me atrapa, me recuerda que sigue en mí. 

    La angustia es el final, lo previo es lo peor. Uno tras otro los pensamientos se agalopan y me gritan, me gritan todo el tiempo en un volumen muy alto, tan alto que no puedo escuchar otra cosa. Todo está mal, todos te están atacando, todo está en tu contra. Sos insuficiente, sos inestable, sos insoportable. Nadie tiene ganas de bancar tus mambos, seguirte el juego, tenerte paciencia. ¿Quién querría? Si hasta vos estás cansada de vos misma, ¿Cómo no vas a cansar a los demás? Haces demasiado ruido, ocupas demasiado espacio, es que ¿Quién te entiende? No es válido lo que sentís si no podés explicarlo. A ver, ¿porqué estás tan mal? ¿Qué cosa tan grave te pasó? ¿Ninguna? ¿Entonces? Ni siquiera sos capaz de darte cuenta que nadie te quiere tanto como para bancarse tus lloriqueos una vez por semana. No es ansiedad, es que vos sos insoportable. 

    Entonces la angustia llega, justo después de estar todo un día con mi cabeza en mi contra, sin lograr que se quede callada. Y con la angustia llega también el llanto incesable, los temblores y calambres, la falta de aire en ocasiones, la sensación asfixiante que esto no tiene solución y nunca la tendrá. Que puedo estar mejor a veces, de a ratos, mientras lo que me pasa cotidianamente no active el mecanismo de defensa cruel que mi cabeza eligió para mí. 

    Dormir mal. Estar irritable. Sentir que si estuviera completamente sola nadie podría desestabilizar mi paz. Querer escapar, querer irme, a donde nadie me conozca, a donde no tenga que hablar con nadie. Quedarme encerrada en un huequito de una nueva casa, uno que no ocupe mucho espacio y en el que ya no tenga que relacionarme con nadie más que con mi gata.

     Necesidad de escapar. De no llorar, no sentir asfixia, poder dormir bien. Que los pensamientos no me atormenten, que lo que sueño no me persiga hasta golpearme incansablemente. 

    Ya no quiero esto. No quiero. 

So I guess I'll go home
Into the arms of the girl that I love
The only love I haven't screwed up
She's so hard to please, but she's a forest fire
I do my best to meet her demands, play at romance, we slow dance
In the living room, but all that a stranger would see
Is one girl swaying alone, stroking her cheek

domingo, 22 de agosto de 2021

 


cada vez que estoy triste descubro lo crudo del mundo
cada vez que estoy feliz descubro lo efímero de la vida

martes, 15 de junio de 2021

 Hoy buscando otras cosas encontré un cuadernito en donde durante el 2019 y el 2020 escribía cosas sueltas. Palabras que me surgían y tanto sentido no tenían en un todo. O si, pero no en aquel entonces. Ese mismo cuadernito, casi al final, tiene escrito: "Jaqui y su capacidad para cambiar". Me acuerdo que cuando lo escribí 'capacidad' era despectivo. Estaba intentando dejar por escrito que ser cambiante como soy, no me gustaba. Pasaron dos años desde entonces hasta hoy cuando lo releo y solo puedo pensar en lo hermoso que es esa capacidad. Soy capaz de cambiar lo que sea que se me dé la gana. Quizá al principio cuesta, pero si estoy decidida, allá voy. Cambio de trabajo, de carrera, de amigos, de pareja, cambio toda yo completa. Ya no le tengo miedo, es lo que soy: soy cambio constante. Y que dicha tengo de ser. 

domingo, 9 de mayo de 2021


 

    A veces me parece tan increíble que me cuesta creerlo. Hacía años (muchos) que no me sentía así, con suerte de que alguien como él me diera un poco de atención a mí, que tan poco me considero bajo su brillante esplendor. Me siento chiquita bajo su figura, admirándolo desde las gradas mientras él se roba toda la atención del mundo, mientras veo como muchos aman lo mismo que yo, muchos quieren lo mismo que yo, y como pueden quitarme lo que ni siquiera podría reclamar como mío. 

   Me vuelvo aún más pequeña cuando caigo en la cuenta de que la decisión es suya y eso podría implicar un adiós, un corazón pisoteado y una lista interminable de razones por las que ya no querría seguir sonriendo nunca. Y el miedo es constante, y el peligro siempre acecha y yo me siento cada vez más indefensa, sin frenos de frente a la pared que a gran velocidad se acerca pero nunca llega, lo que lo vuelve aún peor. Tortura sin fin. 

    Si fuera más linda. Si fuera más divertida. Si pudiera demostrarte que todavía me quedan un millón de cosas hermosas por mostrarte, ese millón de cosas que van a mantenerte conmigo, que van a impedir que quieras ir a buscar a otro lugar lo que en mí no está. Algo que te haga amarme. Solo quiero que nunca dejes de amarme. (Cómo si fuera algo posible de controlar!)

    Que tonta. Por eso me dejaron tantas veces. Por eso cargo con tanto trauma de abandono. Porque quiero controlarlo todo. Me vuelvo tan calculadora que me pierdo en el laberinto y ya no encuentro la salida ni la vuelta atrás. Ya no sé que es no estar obsesionada con que te brillen los ojos al verme, notando que poco a poco eso te da igual. Veo volver a empezar eso que tanto me esforcé por evitar. Me vuelvo chiquita frente a la indiferencia que siento. Tan pero tan chiquita que ya no notas mi presencia, me vuelvo humo y vos espejismo. No nos reconocemos al mirarnos, ¿cuando nos perdimos? ¿Fue mi culpa? Me vuelvo gris cenizas de aquello que en algún momento era fuego brillante. Me opaco por el miedo, y doy pase libre a dolor como compañero. Me pierdo y por eso también, te pierdo. 

martes, 2 de marzo de 2021

algo que escribí hace un par

     Un libro es definitivamente el mejor regalo que alguien puede hacerme, en cualquier circunstancia, en cualquier color o estilo, en cualquier lugar. Un libro que yo deseaba muchísimo, que no conseguía por estar faltante y de sorpresa un día cualquiera. ¿Como puede ser que alguien me ame tanto? Ni en mis mejores fantasías imaginé que estaría algún día con alguien que pudiera leer mis deseos, mis ganas, mis ideas con tanta facilidad. Como si lo supiera todo, como si me conociera como a la palma de su mano. Que pudiera hacerme sentir tanta paz, tanto amor, tanta pero tanta complicidad. Gracias por tanta complicidad, tanto compañerismo, tanto pero tanto.  


    Rojo ardiente como nunca había sido. 

    Destrozada. 

    Blanco y negro, gris desolado. 

    Totalmente apagada. 

    Dorado brillante, incluso cuando el sol se oculta. 

    Justo como la luz del amanecer. Camino al sol. 

    Exactamente como siempre lo deseé.