viernes, 22 de abril de 2016

amigo

1 año y 10 meses.

  Hace mucho tiempo que quiero decirle esto a alguien, y aunque suena cobarde, nunca me animé a hacerlo. Y no, no es el chico que me gusta. Mucho menos alguien a quien tengo en enfrentar. Es mi mejor amigo. Já. No, que sea mi mejor amigo no hace esto más sencillo.
  La verdad es que a me costó mucho comprender mucho de lo que sucedió hace tanto ya, por lo que soy capaz de ver con total claridad que el todavía no pueda comprender. Y entonces, acá viene lo que le quiero decir hace tanto: no hay nada que entender.
  Desde que todo pasó muchas veces quise abrazarlo y decirle que todo iba a estar bien. Pero nunca lo hice. Quizá por mis miedos, quizá por que él nunca habló conmigo sobre el tema, tal vez solo por la imagen de piedra dura y sin sentimientos que quiere darle al resto del mundo... No lo es, sé perfectamente que no lo es. Sé que si fuera una piedra ya hubiera desaparecido erosionado totalmente por el dolor. Y esa es la segunda cosa que quiero decirle hace tanto: no te aferres al dolor.
   Es un mundo difícil, dice Manu Chao. Es todo una mierda, digo casi siempre yo. Y más en estos casos, mucho más cuando la vida te golpea tanto y tan duro. Pero, ¿sabes que, corazón? Todo esto es solamente para enseñarnos algo, para que aprendamos la lección y dejemos ir el resto. Y eso también te lo quiero decir: si te aferras al dolor, no estas aprendiendo nada.
  Gritá. Llorá. Pataleá. Sufrí también, viví tu dolor. Vaciate por completo, y volvé a empezar. Eso es la vida, levantarse y dar pelea. Cueste lo que cueste, y pase lo que pase. El mundo sigue girando, y que vos te obligues a sufrir cada 22 de cada mes, no va a hacer que las cosas sean diferentes. A veces, hay que elegir soltar lo que nos hace mal. A veces, hay que dejar ir el dolor, para poder vivir lo que nos pase desde el lado menos traumatico.
  Y no te voy a mentir, lo que te pasó es una mierda. Lo que nos pasó fue una mierda. (Porque yo también sufrí, aunque no parezca) Y sé que sabes que lucho todos los días contra los golpes que la vida me sigue dando, con las perdidas y victorias que me tocó vivir. Y como una autentica luchadora también te digo: por favor, por lo que más quieras, no te rindas al sufrimiento. La culpa es quizá el más pesado de todos los sentimientos, nos hace agachar la cabeza y carcomer el cerebro. También te digo esto, y creeme que viene desde lo más profundo del corazón: no fue tu culpa. Aunque te cueste creerlo, aunque creas que lo digo por ser tu amiga. Las cosas sucedieron de esta manera por una razón, Todo en este universo es perfecto y sucede por una razón. Sucede para algo. Y por decisión de los involucrados. Dejá de pedir perdón. Pedir perdón no saca la culpa. Solo vos podés dejar ir la culpa, y proponerte vivir el dolor (que nunca se vá a ir) desde un lugar distinto. Desde un lugar de amor. Desde tu lugar, el que te toca en esta historia. Tenes la fuerza y el empuje necesario, yo creo en vos. Yo se que vos podés. No cargues más con el peso de la mirada ajena, porque la única mirada que te tiene que importar es la tuya. Dejá de juzgarte. Te amo, eso también te lo queria decir. Dale, que yo sigo con vos. No te rindas.

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